LOS TRISTES DÍAS DE UNA FAMILIA ARGENTINA
En un país llamado Argentina, situado en América Latina, vivía una familia de clase media que tenía dos hijos, Héctor con 6 meses y Estela con 2 años.
Vivían en un barrio muy silencioso en que todo el mundo vivía en paz. Solo se oían, en los días de invierno, la lluvia goteando sobre los tejados de las casas y edificios. Hasta que una noche muy extraña e incómoda, todo el barrio se despertó aterrado debido al ruido de unos disparos y el sonido de las sirenas de los coches de policía. Todo el mundo se preguntaba qué era lo que pasaba y descubrieron que la pobre familia había sufrido un atraco de lo más peligroso.
Les robaron todo lo que tenían y lo más terrible fue que se llevaron al bebé que estaba en la cuna. ¡Era Héctor!
A partir de aquella noche, la familia vivía una triste vida. La madre sufría muchas depresiones, cada noche soñaba con lo mismo y ni siquiera podía ocuparse de su familia ni de su hija que aún era pequeña.
En la investigación, la madre declaró a la policía que desenmascaró a uno de los atracadores y, a partir de ahí, cada vez que atrapaban a unos atacantes, llamaban a la madre para reconocer al supuesto atracador.
Pasaron dieciocho años y la investigación seguía sin resultado…
Los atracadores que robaron a Héctor eran vendedores de droga y de productos ilegales. Junto a él, robaron a dos niños más con el objetivo de criarlos y que cuando creciesen, se ocupasen de aportarles dinero robando y atrayendo a jóvenes para que les compren drogas. A Héctor, por supuesto, le habían puesto otro nombre, era Andrés.
Durante todo este tiempo, Andrés se había criado en un ambiente incorrecto. En ese entorno solamente había un objetivo: ganar dinero.
Él ya sabía que era adoptado, ya que le dijeron sus compañeros. Andrés (Héctor) y sus supuestos hermanos pasaban las noches en zonas de fiesta y copas “trabajando”. A veces se escapaban de la policía y así eran sus desgraciadas vidas.
En cambio, Estela tenía la suerte de estudiar en una universidad y no le faltaba nada salvo la atención de sus padres ya que han estado todo el tiempo heridos por la pérdida de Héctor, cosa que le ha dejado con esa falta de cariño. Ella, esperaba encontrar esa felicidad que le faltaba al exterior y por eso salía mucho de casa.
Un día, Estela quedó con sus amigas a una noche de copas. En medio de la fiesta había Héctor con sus “hermanos” haciendo lo de siempre. Ellos se dirigieron al grupo de amigas de Estela a invitarles a tomar unas copas. Al presentarse, Héctor sintió algo raro hacia ella, una atracción especial y, no quería estafarla ni engañarla con sus trucos para que no le pasara nada malo. Entonces se hicieron amigos.
Un día Estela le invitó a su casa, ya que ella también se sentía bien con Andrés y aunque él se había criado mal, tenía buen aspecto. Al llamar a la puerta, abrió la madre de Estela y ella también sintió la misma sensación, una sensación mágica hacia él. Ella le decía a Stella que le invitase cuando quisiera ya que la presencia de Héctor le hacía feliz.
Una tarde, Héctor estaba invitado a una cena a casa de Stella. Mientras cenaban miraban las noticias tranquilamente. En un instante la madre gritó señalando la televisión:
-¡Es ese, es ese! – dijo furiosamente.
Todos se dirigieron hacia la televisión y cuando Andrés se dio cuenta de la noticia se quedó impresionado y salió corriendo de la casa.
En ese momento la madre llamó a la policía para decirles que vio en las noticias el que robó a Héctor. La policía le había dicho que los atracadores los habían descubierto unos vecinos suyos que siempre dudaban de su comportamiento, hasta que un día les vieron robando.
Entonces los padres se dirigieron a la comisaria para saber si los atracadores les podían decir algo sobre su hijo.
Al entrar, se encontraron con tres chicos junto a un abogado. Uno de esos era Andrés. La madre le preguntó qué era lo qué pasaba, entonces le respondió que habían detenido al señor que le había criado.
La madre se quedó con la pregunta: ¿Qué tiene que ver el que robó a Héctor con Andrés? Estaba muy confusa y estresada, entonces habló con un policía y le contó todo, hasta la historia de cómo conoció a Andrés. La policía averiguó que los otros dos chicos también eran adoptados. Para descubrir quiénes eran los padres de los chicos, les hicieron una prueba de ADN. Los tres chicos estaban muy emocionados ya que querían saber quiénes eran sus padres, que era la pregunta que se habían hecho siempre.
Cuando pasó un mes se conocieron los resultados, la madre estaba muy nerviosa porque quería saber si su hijo estaba muerto o era uno de ellos. A continuación, fueron la madre con los tres chicos al laboratorio donde habían realizado la prueba y les dieron los resultados en un sobre.
Todos veían como la madre abría el sobre temblando y ella vio que su hijo no estaba muerto sino que era uno de los chicos, precisamente era Andrés y la madre gritó:
-¡Héctor! Eres tú- Andrés sorprendido dijo:
-¡Eres mi madre!- Y la madre contestó:
- Sí, y te llamas Héctor- Y todos se abrazaron felizmente y Héctor supo que la causa de esos sentimientos extraños fueron porque Estela era su verdadera hermana.
Los otros chicos se despidieron de Héctor ya que eran como hermanos. Ellos también regresaron con sus familias y todo este jaleo y la tristeza que habían vivido estas familias durante dieciocho años, por fin, se había acabado. Héctor junto a los otros dos chicos fueron a la escuela y emprendieron su carrera hasta conseguir un trabajo. Ahora las tres familias eran más felices que nunca.