(Llamada telefónica)
- Hola... ¿Cómo estás?
- ¿Quién es?
- ¿No te acuerdas?
(La chica se queda embobada, en la radio esta suena la BSO de Titanic) Parece mentira. Hace mucho tiempo que no sentía esa voz. Me resulta conocida. Aun y así, no consigo reconocerla. Al fin. Cuelgo. Intento analizar cada una de sus palabras. Era un hombre. Por su tono, debe de tener algún problema conmigo. Estaba como entristecido, decepcionado o algo por el estilo. "Hola" ¿Hola? Quien puede ser. Comienzo a dar vueltas pensando quién demonios debe ser. "¿Como estas?" A quien, después de tanto tiempo, regresa, diciéndome, que como estoy. Justamente hoy, hoy que era esclava de mi pasado. Hoy que todo me parecía que ya hubiera sucedido antes. Hoy, que mis esperanzas permanecía debajo de algún lugar, cuyo no quiero recordar. Hoy que sentía ese extraño vacío dentro de mí. Hoy, que inevitablemente dolía la pena de algo no resuelto... ¡No puedo pensar más! Debo descubrir de quien era esa llamada. Esa voz. Por un momento, pensé que era él. Que estúpida e ilusa. Él. Como podría ser él, si se fue lejos, donde nada importa más que la ropa que lleves o el estilo de música que escuches. Donde te juzgan por amar. Donde te aman por engañar. Más allá. Donde una mujer con corazón y razón como yo, no podría llevar a ver, o por un momento, imaginar. Allí. Donde los sueños desaparecen al despertar, donde sonreír parece una obligación cuando la vida que llevas día a día no te sirve para ser feliz. A veces, creo, haber escuchado esa voz hasta en sueños. Cuando vivir se trataba de seguir el sueño, y que despertar no significaba dejar de soñar. Cuando él era la única y sencilla razón por la que levantarse o por la de acostarse. Dios, no me lo puedo creer. Sin saber si esa llamada corresponde a tal persona, toda mi cabeza hasta parte de mi corazón se ha inundado por momentos que viví junto a él. He vuelto a caer en la trampa. Esa voz, me ha hecho despertar cosas de mí, que hacía mucho tiempo que no recordaba tener. Como ahora el brillo en la mirada. La tonta felicidad de sentir que algo de ti está pensando en quien puede haber sido. Me miro al espejo. Parece que mis ojos quieran hablar lo que mi boca se calla. Sigo mirándome. Aquí, hay algo que duele. Puedo saber claramente que es el corazón. (Ha parado la radio, prefiere sentir el silencio en su cabeza, no escuchar nada más que lo que le diga su corazón). Me duele de ese sueño que no consiguió hacerse realidad del todo. Han pasado solo varios minutos y he logrado hasta sentirme un poco mejor. Se me han despertado las ganas de saber, de aprender y de empezar algo aún no acabado.